Una reflexión sobre el amor en los tiempos que vivimos, para todos los que creemos en su poderosa fuerza para transformar al ser humano.
En estos días miles de personas, se toman un rato para pensar en el amor, en los amores, en sus diversas manifestaciones, en el amor a nuestros padres, hermanos, amigos, a la esposa, al esposo, novia, novio, a nuestra patria etc. La música no puede faltar, ni una llamada, un mensaje por el celular, por el Facebook o el Twiter, y un regalito. Aún con todo el romanticismo, no podemos eludir una reflexión un poco más seria, aunque sea un poco.
El Papa Benedicto XVI nos ha orientado de una manera magistral para entender este amor, tan buscado, pero que hemos usado tanto la palabra que muchas veces tiene el peligro de perder su verdadero significado, él nos dice: “Ahora el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca” (Deus Caritas est 6).
El amor unido a la verdad ha de transformar al hombre en cada vez más humano y salvaguardará a esta palabra de muchas interpretaciones parciales y erróneas “Por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente… Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario…” (Caritas in Veritatis 4)
Sin negar la belleza del amor sentimental, Dios nos llama a un amor pleno, transformador, “El amor «es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz» … En un mundo como el nuestro, en el que se relativiza fácilmente la verdad, la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral.”(Que en Cristo…162). Estas son razones claras por las que el amor y enamoramiento con las personas cercanas no puede cerrarnos los ojos frente al dolor de nuestros semejantes.
Los Obispos en el documento Que en Cristo Nuestra Paz México tenga vida digna, en el número 4, hablan de ese dolor “Nos duele profundamente la sangre que se ha derramado: la de los niños abortados, la de las mujeres asesinadas; la angustia de las víctimas de secuestros, asaltos y extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en la confrontación entre las bandas, que han muerto enfrentando el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana. Nos interpela el dolor y la angustia, la incertidumbre y el miedo de tantas personas y lamentamos los excesos, en algunos casos, en la persecución de los delincuentes. Nos preocupa además, que de la indignación y el coraje natural, brote en el corazón de muchos mexicanos la rabia, el odio, el rencor, el deseo de venganza y de justicia por propia mano”, y frente a la violencia en todas sus formas, la alternativa es el amor, la caridad, como lo comenta el Papa Benedicto XVI: “Ella (la caridad) da verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas.”(CV 2)
Un amor que nos abra a todos los hombres de buena voluntad para unir fuerzas, en bien de todos, sin demagogias “El mejor camino para alcanzar los consensos que son necesarios para la creación de estructuras sociales justas, es colaborar con los hombres y mujeres de buena voluntad y encontrar juntos caminos para dialogar, con un lenguaje común y comprensible, sobre los problemas del ser humano en lo concreto de las circunstancias de la nación mexicana. Para ello, es necesario educar y favorecer en nuestros pueblos todos los gestos, obras y caminos de reconciliación y amistad social, de cooperación e integración.”(Que en Cristo…167). El Amor que no piensa en todo el bien que podemos hacerles a las personas que amamos, habría que descartarlo como auténtico. No pensar en mejorar el entorno, la patria que pisan nuestros seres queridos, entraría en el mismo juicio. Todos los enlaces de amor auténtico dan esperanza cierta, pues el tejido social se fortalece, cuando nos abrimos al amor en todas sus direcciones.
Podríamos recordar las palabras de Nuestro Señor, cuando lloró frente a Jerusalén diciendo: “¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!” (Mt. 23,37) para pensar, que si en nuestra patria no le dejamos lugar a amor de Dios que alimenta y da sentido al amor humano, tenemos muy pocas posibilidades de salir de la oscuridad. En febrero y en todo el año la patria necesita de tu amor, fortalece tu matrimonio, los lazos familiares, renueva y purifica tus relaciones amistosas, provoca un ambiente laboral fraterno, intenta una mejor sociedad, sé un buen discípulo de Jesucristo.
P. Apolinar Torres O.
En estos días miles de personas, se toman un rato para pensar en el amor, en los amores, en sus diversas manifestaciones, en el amor a nuestros padres, hermanos, amigos, a la esposa, al esposo, novia, novio, a nuestra patria etc. La música no puede faltar, ni una llamada, un mensaje por el celular, por el Facebook o el Twiter, y un regalito. Aún con todo el romanticismo, no podemos eludir una reflexión un poco más seria, aunque sea un poco.
El Papa Benedicto XVI nos ha orientado de una manera magistral para entender este amor, tan buscado, pero que hemos usado tanto la palabra que muchas veces tiene el peligro de perder su verdadero significado, él nos dice: “Ahora el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca” (Deus Caritas est 6).
El amor unido a la verdad ha de transformar al hombre en cada vez más humano y salvaguardará a esta palabra de muchas interpretaciones parciales y erróneas “Por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente… Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario…” (Caritas in Veritatis 4)
Sin negar la belleza del amor sentimental, Dios nos llama a un amor pleno, transformador, “El amor «es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz» … En un mundo como el nuestro, en el que se relativiza fácilmente la verdad, la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral.”(Que en Cristo…162). Estas son razones claras por las que el amor y enamoramiento con las personas cercanas no puede cerrarnos los ojos frente al dolor de nuestros semejantes.
Los Obispos en el documento Que en Cristo Nuestra Paz México tenga vida digna, en el número 4, hablan de ese dolor “Nos duele profundamente la sangre que se ha derramado: la de los niños abortados, la de las mujeres asesinadas; la angustia de las víctimas de secuestros, asaltos y extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en la confrontación entre las bandas, que han muerto enfrentando el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana. Nos interpela el dolor y la angustia, la incertidumbre y el miedo de tantas personas y lamentamos los excesos, en algunos casos, en la persecución de los delincuentes. Nos preocupa además, que de la indignación y el coraje natural, brote en el corazón de muchos mexicanos la rabia, el odio, el rencor, el deseo de venganza y de justicia por propia mano”, y frente a la violencia en todas sus formas, la alternativa es el amor, la caridad, como lo comenta el Papa Benedicto XVI: “Ella (la caridad) da verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas.”(CV 2)
Un amor que nos abra a todos los hombres de buena voluntad para unir fuerzas, en bien de todos, sin demagogias “El mejor camino para alcanzar los consensos que son necesarios para la creación de estructuras sociales justas, es colaborar con los hombres y mujeres de buena voluntad y encontrar juntos caminos para dialogar, con un lenguaje común y comprensible, sobre los problemas del ser humano en lo concreto de las circunstancias de la nación mexicana. Para ello, es necesario educar y favorecer en nuestros pueblos todos los gestos, obras y caminos de reconciliación y amistad social, de cooperación e integración.”(Que en Cristo…167). El Amor que no piensa en todo el bien que podemos hacerles a las personas que amamos, habría que descartarlo como auténtico. No pensar en mejorar el entorno, la patria que pisan nuestros seres queridos, entraría en el mismo juicio. Todos los enlaces de amor auténtico dan esperanza cierta, pues el tejido social se fortalece, cuando nos abrimos al amor en todas sus direcciones.
Podríamos recordar las palabras de Nuestro Señor, cuando lloró frente a Jerusalén diciendo: “¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!” (Mt. 23,37) para pensar, que si en nuestra patria no le dejamos lugar a amor de Dios que alimenta y da sentido al amor humano, tenemos muy pocas posibilidades de salir de la oscuridad. En febrero y en todo el año la patria necesita de tu amor, fortalece tu matrimonio, los lazos familiares, renueva y purifica tus relaciones amistosas, provoca un ambiente laboral fraterno, intenta una mejor sociedad, sé un buen discípulo de Jesucristo.
P. Apolinar Torres O.
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