Si queremos la paz, luchemos por ella

La Exhortación Pastoral “Que en Cristo Nuestra Paz México tenga vida digna” quiere ser un instrumento de cambio de nuestra patria al México en el que todos soñamos. Las palabras de M. Raúl Vera nos ayuda a comprender su sentido, “El clamor de nuestro pueblo ha sido y es escuchado por los Pastores de la Iglesia Católica. Nuestro papel como Obispos de esta Iglesia, Pueblo de Dios, nos exige dar nuestra palabra profética ante la grave situación que vive la inmensa mayoría de mujeres y hombres en nuestro país y cuyos clamores nos interpelan, nos duelen, indignan y nos comprometen a ser más radicales en nuestra Misión. En esta exhortación abordamos la problemática cada vez más compleja que se vive en el territorio nacional. A través del método ver, pensar y actuar, analizamos la realidad, la iluminamos con la Palabra, es decir, con el Evangelio, y nos comprometemos a llevar a cabo acciones concretas en las diócesis para que cada creyente pueda construir una sociedad donde exista la justicia, la paz y el amor.” (Tomado del Comunicado de Prensa de la Diócesis de Saltillo, con motivo de la Exhortación Pastoral de los Obispos por la paz en México. Publicado en la página Web de la CEM.)

La Exhortación Pastoral sigue el método de Ver, Juzgar y Actuar. No solo observan y analizan los problemas por los que pasa nuestra nación, a la luz de la Palabra de Dios, sino que nos invitan a actuar y ser parte del cambio social. Ellos se comprometen a impulsar los caminos de la paz. El documento consta de tres capítulos, más la introducción, así tenemos: Introducción (numerales del 1-9). I.- La inseguridad y violencia en México (10-106). II.- Con la luz del Evangelio y de la Doctrina Social (107-184). III.- Promover el desarrollo – Construir la paz (185-239). Este último apartado es el espacio de los compromisos.

En el capítulo III, los compromisos están distribuidos de la siguiente manera:
1.- FORMAR MUJERES Y HOMBRES NUEVOS EN CRISTO, 29 compromisos en total. 1.1 Trasmisión de la fe, 7 Compromisos. 1.2 La tarea educativa en las escuelas, 5 Compromisos. 1.3 La familia, 13 Compromisos. 1.4 La vida comunitaria, 4 Compromisos.

2. EDUCACIÓN PARA LA PAZ, 24 Compromisos en total. 2.1 Difundir pensamientos de paz, 4 Compromisos. 2.2 Fomentar sentimientos de paz, 4 Compromisos. 2.3 Impulsar gestos de paz, 4 Compromisos. 2.4 Promover un lenguaje de paz, 4 Compromisos. 2.5 Los Medios de comunicación social al servicio de la paz, 3 Compromisos. 2.6 Educar para la legalidad, 5 Compromisos. 2.7 Aprender de la historia, 0 Compromisos.

3. CIUDADANIA PARA LA PAZ. 26 Compromisos en total. 3.1 Incidencia social, 7 Compromisos. 3.2 Incidencia política, 6 Compromisos. 3.3 Incidencia cultural, 3 Compromisos. 3.4 Incidencia para la construcción de la paz, 10 Compromisos.

4. CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ. 22 Compromisos en total. 4.1 Impulsar el desarrollo humano integral. 12 Compromisos. 4.2 Promover los derechos y deberes humanos. 4 Compromisos. 4.3 Impulsar la reconciliación social. 0 Compromisos. 4.4 La misión reconciliadora de la Iglesia. 6 Compromisos. 4.5 Ecumenismo por la paz. 0 Compromisos. 4.6 Orar por la paz. 0 Compromisos. Cristo nuestra Paz será la fuerza para conseguirla.

Estos 101 compromisos que son invitaciones a todos los niveles de sumarnos a la lucha por la paz. Se pueden clasificar de la siguiente manera: los que ya estamos trabajando (a nivel diocesano), aquellos que están a nuestro alcance, los que requieren de un trabajo organizado y los que necesitan un gran esfuerzo. En los apartados que no hicieron compromisos, también nos invitan a tener actitudes y acciones concretas.

Comento muy brevemente algunas de las acciones que están a la mano de cualquier persona, con la referencia al número del documento: Despojar de su carga bélica las formas ordinarias de expresión, palabras, signos, gestos (Cfr. 202). Para muchas situaciones queremos dar respuesta mediante la agresión, pero eso habla de nuestra incapacidad de soluciones razonadas. El diálogo y el acuerdo son respuestas más adultas.

Asumir nuestro compromiso como ciudadanos (Cfr. 191). Necesitamos dejar la postura infantil donde queremos que otros nos resuelvan la vida, donde no nos responsabilizamos ni de la vida personal y ni la social, pensando que eso es más cómodo y fácil, sin tener en cuenta que tal postura no nos desarrolla.

Promover en los espacios educativos a nuestro alcance la educación en el amor y para el amor (Cfr. 193). En algunas familias se ve el amor como debilidad que nos hace vulnerables para enfrentar el mundo como está, pero este tipo de educación bloquea la posibilidad de una vida armónica, dejando el cansancio de estar siempre a la defensiva.

Muy importante es formar a las nuevas generaciones en el equilibrio adecuado entre libertad y disciplina (Cfr. 193). Durante hace algunos años y desde muchos frentes se ha abanderado la libertad como la panacea de la felicidad humana, y los resultados están a la vista, la libertad sola y sin tener en cuenta el respeto a la libertad ajena, se evapora en segundos y tan pronto la queremos ejercer, en la misma medida nos estamos haciendo esclavos de cualquier circunstancia.

Otra tarea muy urgente es: alentar a los educadores a asumir responsablemente el rol de autoridad en la tarea educativa (Ibid). Cuando un educador no asume su autoridad, el educando poco o nada aprende y la vida se le va en nada; cuando el educador solo es informador, el vacío que genera no será muy fácil de llenar, posiblemente nunca será suplida su irresponsabilidad, aunque diga que otros son los responsables. En un artículo posterior comentaré otros de estas invitaciones.

P. Apolinar Torres O.

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