Este año 2012 en la pastoral diocesana estamos viviendo
un tiempo especial, estamos terminando la ejecución del primer Plan Diocesano
de Pastoral, un camino de varios años de muchos esfuerzos.
El 23 de agosto de 1995, Su Santidad Juan Pablo II tuvo
a bien nombrar a Monseñor José Guadalupe Martín Rábago, como X Obispo de la
entonces Diócesis de León. Mons. Martín Rabago inició su Ministerio Episcopal
en esta, su nueva sede, el miércoles 18 de octubre de 1995. Una de sus primeras
acciones pastorales fue dar inicio a los trabajos preparatorios para la
formulación del Plan Diocesano de Pastoral, convencido de que la nueva
evangelización exigía una pastoral orgánica y planificada. En la Diócesis se
habián hecho algunos intentos por impulsar una pastoral que respondiera a toda
la realidad de los files, y esas inquietudes fueron importantes para que los
primeros pasos se dieran.
Para el impulso de esta manera de servir a la comunidad
se organizó un equipo de sacerdotes que
inicia a trabajar en enero de 1996. El día 2 de julio de 1996, en la fiesta del
aniversario de la llegada de la imagen original de la Madre Santísima de la Luz,
Patrona de nuestra Arquidiócesis, se dio inicio oficial a los trabajos para la
elaboración del primer Plan Diocesano de Pastoral.
El Plan Diocesano de Pastoral de la Arquidiócesis de
León se fue formulando básicamente a la luz de los lineamientos del Concilio
Vaticano II, así como de los documentos de Puebla, Santo Domingo y la Iglesia
en América, y en sus siguientes dos etapas se actualizaba la ilumiación, hasta
llegar al Documento de Aparecida.
Uno de los primeros criterios para todo el proceso de elaboración
fue el hacerlo participativo, razón por
la cual se formaron equipos parroquiales y decanales, los cuales a su vez
motivaban a toda la comunidad. En esta misma línea se celebraron diversas
Asambleas decanales y diocesanas que fueron punto de llegadade una etapa y
partida de otra. Y en medio de todo este proceso, la presencia y acción
pastoral del Sr. Obispo Don José Guadalupe Martín Rábago, guiando y animando todo
el trabajo.
La planeación pastoral de nuestra Arquidiócesis de León
se ha llevado a cabo, principalmente, a través de la celebración de las
Asambleas Diocesanas del Plan Diocesano de Pastoral. En las cuales han
participado, sacerdotes, religiosos, religiosas y muchos seglares. En todas las
ellas, luego de las aportaciones de los participantes, nuestro pastor toma las
aportaciones y va guiando los siguientes pasos. En su etapa preparatoria, de
1996 a 1999, se celebraron 5 asambleas;
el 14 de julio del presente año, celebraremos la XX Asamblea Diocesana,
que nos habla de un trabajo intenso y constante, para una ejecución efectiva de
los objetivos diocesanos.
Es importante señalar que también se hizo una amplia
investigación socio-económica y religiosa de la familia, gracias a la cual se
pudo conocer de primera mano el estado de la Nueva Evangelización, la Promoción
Humana y la Cultura Cristiana en las familias de esta Iglesia local de León. Los trabajos de investigación fueron apoyados
por datos de 2ª mano proporcionados por diversos organismos del gobierno
estatal y municipal, así como del INEGI. Con todo este material se elaboró un
documento sobre el análisis de la realidad, como primer paso del proceso de
planificación. Se analizaron los planes de otras Diócesis y se consultó a
algunos Obispos que tenían experiencia
en Pastoral Planificada. El estudio de la realidad se fue actualizando en la
segunda y tercera etapa del plan, y se encuentra fijada en los tres registros
del Plan Diocesano. El 2 de julio, nuestro Pastor, Don José Guadalupe Martín
Rábago, promulgó el Primer Plan Diocesano de Pastoral.
Se asumío el siguiente Objetivo General: ‘Impulsar la
Evangelización Integral de toda la Diócesis desde las Parroquias como centros
de Encuentro con Jesucristo Vivo y Resucitado, para que las familias, los
jóvenes, los pobres y los alejados, alcancemos una fe capaz de transformar el
mundo del nuevo milenio con criterios de Justicia y Solidaridad’.
El año del 2 de julio del 2011 al 2 de julio del 2012,
se ha estado evaluando el impacto que ha tenido en la vida de las parroquias y
de los fieles, de lo cual podemos sentir un agradecimiento profundo al Dios de
la Vida que nos impulsa a proclamar la Buena Nueva, como luz en medio de la
oscuridad.
Se peueden enumerar muchos logros, aquí se presentan
algunos: Con el Plan logramos tener proyectos pastorales que
buscan responder a la realidad. Los Sacerdotes y laicos, nos hemos
preparando en la metodología de la Planeación Pastoral. Hablamos un mismo
lenguaje. Los laicos van ocupando su lugar en la Iglesia. Se le ha dado su
lugar a la Pastoral Territorial, la pastoral de las parroquias y se ha ido
aclarando el papel subsidiario de la
Pastoral Funcional, que está formada por las Comisiones y Dimensiones
diocesanas que son equipos que atienden áreas específicas de la pastoral. La
organización nos ha pedido una mayor eficiencia en la comunicación y ésta se va
desarrollando y vamos usando de los medios de manera más conveniente. La
organización diocesana y parroquial nos da la posibilidad de aplicar los
diversos documentos eclesiales y no solo estudiarlos. Tenemos desarrollo muy
positivo de estructuras, en búsqueda de un trabajo más orgánico.
Hemos unido las fuerzas
en las parroquias para que cada persona
con sus cualidades y el carisma de su apostolado, se una a los demás para
conseguir objetivos comunes. Hemos pasado de los sucesos a los procesos, con
objetivos. Los Consejos Parroquiales ahora tienen un trabajo específico:
Impulsar la planeación y ejecución de la pastoral de la parroquia en un
ambiente de comunión. Se va desarrollando la formación de agentes laicos, dando
como resultado: más agentes preparados. Tenemos ahora una pastoral
de salida-misionera.
P.
Apolinar Torres O.
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