«Saludo a mi pueblo»
Como ya
lo he hecho en los actos anteriores de la celebración de la Eucaristía y
el acto mariano, en este momento quiero saludar a todos mis hermanos de
la sociedad en general, a través de los medios de comunicación, y a
todos lo que por estos medios videográficos, digitales, o impresos,
tenemos la oportunidad de encontrarnos.
Quiero
comunicar que a partir del día de hoy en el cual Dios Nuestro Señor me
ha dado la oportunidad de tomar posesión de esta amada Arquidiócesis de
León, la cual me encomendó desde el 22 de diciembre de 2012, serviré a
todos como lo indica la labor del Buen Pastor, que entrega la vida por
sus ovejas.
A
través del amado Papa Emérito Benedicto XVI, Dios ha puesto sus ojos en
este humilde siervo de la viña del Señor, y quiero responderle siendo
siempre fiel a su voluntad.
Quiero entregarme a todos, acompañando, orientando, y también aprendiendo de todos mis hermanos de esta mi Arquidiócesis.
Yo sé
que esta porción del pueblo de Dios, ha sido conformada por grandes
hombres que la han ido forjando hasta hacer un pueblo lleno de fe,
tradiciones y costumbres que reflejan la cultura cristiana, y la
educación en los valores y principios humanos.
Estoy consciente de que mis antecesores se desgastaron para que este pueblo camine según la voluntad de Dios.
Hombres
ilustres como Mons. Diez De Sollano y Dávalos primer Obispo de esta
Diócesis, y fundador del Seminario, quien nos recibe siempre en la
puerta de esta bella catedral de León, pues quiso que sus restos
mortales sueran colocados ahí en señal de humildad; Mons. Emeterio
Valverde y Téllez Gran Pastor, Vasallo de Cristo Rey, y Filósofo
mexicano que aportó en gran medida al pensamiento contemporáneo y a la
educación de los futuros sacerdotes; Mons. José Guadalupe Martín Rábago
eminente pastor y elocuente predicador quien se distingue por su
inteligencia y visión pastoral.
Por
eso, digo a todo mis hermanos y hermanas, de esta mi Arqudiócesis,
especialmente a quienes no pudieron asistir a las diferentes
celebraciones, que pronto nos veremos en sus parroquias, en sus casas,
en sus lugares de trabajo, los saludo con afecto cristiano, y con amor
paternal.
Que Dios les bendiga y les acompañe siempre.
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