Una brújula segura. Por P. Apolinar Torres

 
Con profunda alegría y esperanza muchos católicos de todo el mundo, nos hemos dado a la tarea de ponernos en marcha en “El Año de la Fe”, en cada Diócesis y parroquia del mundo, se van abriendo paso con diversas iniciativas marcadas con una creatividad que sólo puede nacer del Espíritu de Dios
Este año de gracia, es momento oportuno de volver nuestra mirada a la herencia de los documentos de Concilio Vaticano II, el Papa Benedicto XVI, nos dice “He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza». Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia».” (PF 5), por ello reflexionar sobre los contenidos de los documentos emanados de este acontecimiento eclesial, se vuelve foco fundamental de la vivencia del “Año de la Fe”.
Volver en nuestra conciencia histórica 50 o más años no es tarea fácil, ni siquiera para los que les tocó vivir el tiempo preconciliar, mucho menos para los jóvenes que han nacido en los tiempos dónde no se conoce lo que la Iglesia ha cambiado. Es de mucha esperanza que cada vez más, incluyendo las generaciones más jóvenes, nos vamos dando cuenta de que la historia no es sólo un dato cultural, sino la explicación de lo que somos, por ello entrar en el tiempo del Concilio, años sesentas, nos hace ver que no sólo es el tiempo del “rock and roll”, sino un tiempo en que Dios reorientó los pasos de su Iglesia y se definieron los destinos de muchos pueblos, incluso hay quienes afirman que es el tiempo en que la humanidad se salva del “Holocausto nuclear”, al superar la crisis más cruda de la carrera armamentista a causade la instalación de misiles soviéticos en Cuba.
Después de la muerte del Papa Pío XII, el 28 de octubre de 1958 el cónclave eligió para asombro de muchos a un hombre de casi 77 años, que siempre se dijo que sería un “Papa de transición”, el cardenal italiano Angelo Giuseppe Roncalli, que tomó el nombre de Juan XXIII.
A tres meses de su elección, el 25 de enero de 1959en la Basílica de San Pablo Extramuros y ante la sorpresa de todo el mundo anunció el XXI Concilio Ecuménico, que posteriormente fue llamado Concilio Vaticano II, el I Sínodo de la Diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho Canónico.
Fue en 1962 que la Iglesia Católica con el liderazgo profético del Papa Juan XXIII, ahora beato,se detiene para afrontar desde la fe los retos de esa época. Junto con ello, entró en la reflexión del modo en que ella misma había de vivir y predicar el Evangelio.
A nivel social el mundo venía de dos guerras mundiales que habían cambiado la manera de ver la vida, se tenía al frente la guerra fría y los cambios socioeconómicos que darían fisonomía a la sociedad que ahora tenemos.
A nivel eclesial, se hablaba principalmente de los movimientos litúrgico, bíblico y la vivencia comunitaria de la fe.
Es importante mencionar que la claridad de los temas a tratar se fueron dando en el camino, así, surgieron los grandes temas del Concilio Vaticano II: La Iglesia como Pueblo de Dios, la Sagrada Escritura y la Divina Revelación y la Iglesia en el mundo actual. La preocupación de los padres conciliares por  la pastoral de la Iglesia les hizo considerar otros temas como son: El papel protagónico de los laicos, la colegialidad de los obispos, el ministerio y vida de los presbíteros y a vocación universal a la santidad.
El Concilio Vaticano II se reunió de 1962 a 1965. Asistieron 2450 Obispos, teólogos invitados, consultores de Iglesias Ortodoxas y protestantes, observadores, laicos y periodistas.
El propósito del Concilio quedó expresado en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia:“Este sacrosanto Concilio se propone acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a cambio, promover todo aquello que pueda contribuir a la unión de cuantos creen en Jesucristo y fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia.” (SC 1).
Se realizó en 4 sesiones, primera 1962, segunda 1963 ya impulsada por el Papa Paulo VI, tercera 1964 y cuarta1965. Los documentos emanados fueron 16: 4 constituciones, 9 decretos y 3 declaraciones.
La historia de la Iglesia, nos hace recorrer también la historia de nuestra fe, acércate a leer los documentos del concilio, ellos son una “brújula segura”, para orientarnos en medio de este mundo que nos ofrece tantos caminos.
                                         P. Apolinar Torres O.
 

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