Escuchar la Palabra


Una noticia como nunca otra, ha sido causa de muchas palabras, acciones, expectativas, polémicas, para nuestra ciudad de León Guanajuato, repetida tantas veces: “El 12 de diciembre de 2011, Su Santidad Benedicto XVI anunció que tenía la intención de emprender un Viaje Apostólico, antes de la Santa Pascua, a México y Cuba,” (Comunicado de la CEM). Esta visita ha sido planteada por el Papa con un objetivo muy claro: “Proclamar la Palabra de Cristo” expresado en la Santa Misa en el Vaticano.
La noticia ha tenido un contexto: la Misión Continental, nacida de la reunión de los Obispos de América Latina y el Caribe en Aparecida Brasil; el Santo Padre considera que estamos en un“Tiempo precioso para evangelizar”, llevar la palabra para que los hombres nos encontremos con el Hijo de Dios y nos hagamos sus discípulos y misioneros. El Papa Benedicto siente la responsabilidad  que Cristo le dio a Pedro, “pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»” (Lc. 22, 32), muy claramente lo dice cuando anuncia la visita, viene a confirmar la fe de los seguidores de Cristo.
La mayoría de los mexicanos nos alegramos de su visita, pues es el Vicario de Cristo, y por supuesto también hay personas que se han molestado por el acontecimiento, pero siempre es así, Cristo mismo causó polémicas entre sus contemporáneos por sus palabras, posturas y sus  acciones.
La Iglesia tiene una gran responsabilidad con la Palabra de Dios, no solo le corresponde guardarla y custodiarla, sino también proclamarla de tal modo, que los hombres de cada tiempo puedan aplicarla en sus vidas. Jesús les dijo a sus apóstoles antes de su ascensión: “Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.” (Mc 16, 15-16). Y no solo se pretende que la persona escuche, reciba los Sacramentos, sino que también se haga discípulo, “Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»” (Mt. 28, 19-20).
El Documento de Aparecida, nos habla ampliamente del ser y quehacer del discípulo de Cristo, con la tarea de la misión, para que a todos llegue la salvación, que el Padre Celestial en su designio amoroso preparó para todos los hombres que abran su corazón a su gracia.
En la Exhortación Apostólica Verbum Domini, se nos habla de la relación de la Iglesia con La Palabra:“La relación entre Cristo, Palabra del Padre, y la Iglesia no puede ser comprendida como si fuera solamente un acontecimiento pasado, sino que es una relación vital, en la cual cada fiel está llamado a entrar personalmente. En efecto, hablamos de la presencia de la Palabra de Dios entre nosotros hoy: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta al fin del mundo» (Mt 28,20).” (VD 51). El Papa viene a hacernos presente y actual la presencia de Cristo en nuestra historia, en esta etapa que vivimos, con sus luces y sombras.
La Palabra de Cristo, ha de ser acogida primero por su esposa la Iglesia, pero luego ha de ser proclamada, “La Esposa de Cristo, maestra también hoy en la escucha, repite con fe: «Habla, Señor, que tu Iglesia te escucha».[177] Por eso, la Constitución dogmática Dei Verbum comienza diciendo: «La Palabra de Dios la escucha con devoción y la proclama con valentía el santo Concilio».[178] En efecto, se trata de una definición dinámica de la vida de la Iglesia: «Son palabras con las que el Concilio indica un aspecto que distingue a la Iglesia. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Evangelio, y en el Evangelio encuentra siempre de nuevo orientación para su camino. Es una consideración que todo cristiano debe hacer y aplicarse a sí mismo: sólo quien se pone primero a la escucha de la Palabra, puede convertirse después en su heraldo».[179] En la Palabra de Dios proclamada y escuchada, y en los sacramentos, Jesús dice hoy, aquí y ahora, a cada uno: «Yo soy tuyo, me entrego a ti», para que el hombre pueda recibir y responder, y decir a su vez: «Yo soy tuyo».[180] La Iglesia aparece así en ese ámbito en que, por gracia, podemos experimentar lo que dice el Prólogo de Juan: «Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios» (Jn. 1,12).” (Ibid.).
Sí trae para nosotros muchos sentimientos la venida del Papa Benedicto XVI, pues como alguien dijo “viene a vivir con nosotros”, pues se quedará en nuestra ciudad, la hará su ciudad como Cristo hizo suya Cafarnaúm, aunque sea por unos días. Pero tenemos que ir más allá de la emoción, pues su misión es traernos la Palabra, a Cristo mismo, para que volvamos a su camino que sí es vida abundante, nos viene a confirmar en nuestra fe como sucesor de San Pedro el primer Papa, puesto por el mismo Cristo.
Preparemos nuestros corazones y nuestras mentes para escuchar su voz, sus indicaciones, sus enseñanzas. Con la ayuda de los medios modernos tendremos sus palabras por escrito para seguirlas meditando también después y dejar que Cristo nos siga transformando en nuevas creaturas por su poder y su amor.
Participemos en los momentos que nos sea posible, dando testimonio de nuestra fe, siendo buenos anfitriones, en la caridad, del que viene en el nombre del Señor y de aquellos que vendrán de muchos lugares a escucharlo.
                                                                 P. Apolinar Torres O.