Seguramente más de una vez, hemos escuchado la frase
“Quien pierde la fe, lo pierde todo”, siendo una intuición muy humana, que nos hace ver la
importancia y la trascendencia de la fe, para la vida de toda persona y aunque
la frase se refiera a la fe en un sentido muy general, no podemos restringirla
a una mera fe, sin referencia a Dios.
¿Cuál será la diferencia entre vivir con fe y vivir
sin ella? el Papa Benedicto XVI nota en el mundo nuestro una profunda “crisis
de fe”, en muchos espacios de mundo de hoy, (Cfr. Porta Fidei 2), nos viene la
pregunta ¿en el centro de nuestro país también se da esta crisis? las dificultades que nosotros estaríamos
sufriendo en relación a nuestra fe, podrían ser en relación a no vivirla de manera íntegra, pues aceptamos de la fe
cristiana fragmentos según se adapten a una determinada manera de pensar, o no
la practicamos, también el Papa quiere dirigirse a todos aquellos hombres y
mujeres que andan en búsqueda de la verdad (Cfr. Ibid. 10).
La crisis de
fe es la razón profunda de la convocatoria y los motivos son: los 50 años de la
apertura del Concilio Vaticano II, reunión conciliar más grande de la historia
de la Iglesia, que marca la manera de este tiempo de vivir nuestro cristianismo
y los 20 años de la edición del Catecismo de la Iglesia Católica, fruto del
Concilio, en él se nos presenta una síntesis completa de toda la doctrina
católica que permite que todos conozcamos lo que la Iglesia profesa, celebra,
vive y ora en el caminar de la vida diaria.
El camino de la
acción pastoral de la Iglesia, desde el último tercio del siglo XX hasta
nuestros días, no podría entenderse sin hacer referencia a estos instrumentos
providenciales, a través de los cuales el Espíritu ha sostenido y guiado el
caminar de todos los sectores del Pueblo Santo de Dios.
El Papa
Benedicto XVI comunicó a la Iglesia universal, mediante la Carta Apostólica “LA
PUERTA DE LA FE”, su decisión de convocar un Año de la fe. Desde que se hizo
público este anuncio, se ha ido acrecentando en el ánimo de las comunidades y
de los individuos el anhelo por conocer más en profundidad el espíritu de esta
iniciativa, a fin de que todos nos dispongamos a vivir intensamente este tiempo
de gracia.
El tiempo es el
siguiente:“Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la
apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo,
Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013”. (Puerta de la fe 4)
El Papa nos
expresa la finalidad de este Año de la fe: “El Año de la fe es una invitación a
una auténtica y renovada conversión al Señor único Salvador del mundo” (Puerta
de la fe 6).
En el centro de
esta celebración estará la persona de nuestro Señor Jesucristo, porque “no
hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos
salvarnos” (Hech 4,12). Es en Jesús en quien debemos tener siempre los
ojos fijos, porque él es el que inicia y lleva a la perfección nuestra fe (cfr.
Heb 12,2).
La fe no es algo
que se posee de una vez y para siempre, sino que debe ser constantemente
renovada, repensada, fortalecida, para que se convierta en el motor que ilumina
y fortalece la mente y el corazón y nos lleve siempre a recuperar la belleza de
nuestra vocación de creyentes.
El Año de la fe
debe ser una oportunidad para profundizar las convicciones en las que creemos y
nos debe llevar a ser capaces de dar razón
de lo que profesamos. Sin una
experiencia vivencial de lo que proclamamos caeríamos en una monótona
repetición de fórmulas y en un ritualismo de celebraciones que se sostienen por
la inercia y la rutina, pero que ni nos confrontan con la vida, ni provocan el
entusiasmo que hace contagiosa la belleza del descubrimiento de Jesucristo.
En nuestra Diócesis,
se ha elaborado un “Itinerario del Año de la Fe”, que quiere ser una guía para
el trabajo en las parroquias, en dónde se harán los propios programas
iluminados también con el documento “Nota” con indicaciones pastorales para el
Año de la Fe.
Objetivo general: “Recomenzar
desde la experiencia del Encuentro con Cristo, rostro del Amor del Padre,
y Puerta de la fe, para conocer,
celebrar, orar y vivir la alegría de ser cristianos en todos los niveles de la
Iglesia y la sociedad.”
Lema: “Creemos, Señor, pero
aumenta nuestra fe”
(cfr. Lc. 17,5)
El Cronograma general
es el siguiente: Mes de difusión del Año de la fe (11de septiembre -11de
octubre de 2012).
Jueves 11 de octubre de 2012: SOLEMNE APERTURA DEL
“AÑO DE LA FE” con una Misa en la Plaza Expiatorio, en León, y en todos los
templos parroquiales de fuera de la ciudad de León.
Primera Etapa: LA FE QUE PROFESO (octubre, 2012-
enero 2013).
Segunda Etapa: LA FE QUE CELEBRO (febrero – abril).
Tercera Etapa: LA FE QUE VIVO (mayo- julio).
Cuarta Etapa: LA FE QUE REZO (agosto - octubre)
Crezcamos en la fe por el encuentro con Cristo, unidos a la Iglesia desde nuestras
parroquias.
P. Apolinar Torres O.
No hay comentarios:
Publicar un comentario