LA FE QUE VIVIMOS



1.  PRESENTACIÓN.
En la tercera parte del Itinerario de la celebración del “Año de la Fe” se nos invita a comprender la FE QUE ESTAMOS LLAMADOS A VIVIR. En otras palabras, a llevar a la práctica la fe que Profesamos y que Celebramos.

Les invitamos a ocuparnos en este asunto tan importante para nuestra existencia orientada siempre a establecer relaciones duraderas y constructivas con nuestros semejantes y con el ambiente que nos rodea y hacer de esta manera cultura cristiana. 


2. EN LA ACCIÓN ES DONDE NOS DEFINIMOS.
Démonos cuenta que ninguna acción humana es indiferente porque en ella va implícita una decisión libre. Por eso al actuar nos hacemos culpables o inocentes. Veamos los elementos de esta acción:
La libertad humana, La conciencia, El acto moral,  El pecado,  La Ley del Evangelio, El seguimiento de Jesús. Santificados y justificados en el Espíritu.


3. LA LIBERTAD HUMANA.
Aquí nos hacemos las siguientes preguntas: ¿El hombre es realmente libre? ¿Qué es y qué implica esta libertad dejada al hombre?

Respondemos: Sí, el hombre es realmente libre; es el único ser de la tierra creado por Dios a su imagen, y, por lo tanto, capaz de decidir por sí mismo como dueño de sus actos y responsable de sus decisiones. Dice la Sagrada Escritura que Dios quiso “dejar al hombre en manos de su propia decisión” (Ecl. 15,14 Cate. 1734-1736).

Y esta libertad  implica la capacidad, fruto de la razón y de la voluntad, para hacer el bien, frente a la tentación de hacer el mal. Es decir, toda persona, por el hecho de serlo, debe hacer que sus acciones tengan significado y calidad moral. Implica, asimismo, el actuar con responsabilidad, fruto de su dignidad de persona.


4. ¿LIBERTAD PARA TODO?
El ser humano es libre para decidir, pero no puede hacer lo que quiera. Nuestra libertad no viene acompañada de la facultad para conseguir todo lo que deseamos. Por ejemplo, yo soy libre de decidirme a escalar el "Popo", pero dado mi estado físico, lo más probable es que no lo consiga. Por tanto, la libertad no es fin en sí misma, esto sería identificar la libertad con el propio querer según los intereses, pasiones, veleidades, y no según el orden moral, o sea, no según la verdad (Cfr. Enc. Veritatis Splendor, 31ss).
5. MUY CERCA DE TI, EN TU INTERIOR EXISTE UNA LEY QUE TE DICE: HAZ EL BIEN Y EVITA EL MAL (GS 14).
Esta ley interior se manifiesta en normas, criterios y líneas de acción que la costumbre nos dice que hay que observar (cumplir) si queremos vivir en convivencia con nuestros semejantes.

6. ¿QUÉ SUCEDE CUANDO IGNORAMOS O NO HACEMOS CASO A ESTA LEY INTERIOR?
La rebeldía, la violencia exterior, el miedo grave, las pasiones desatadas e irrefrenables, o la ignorancia (Cat 1731, 1732, 1735) pueden llevarnos a perder
capacidad de actuar libremente, y con ello estropear el ambiente de trabajo, de estudio o de apostolado en el que vivimos.

7. ¿QUÉ NOS DICE JESÚS?
 “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, no les habría dicho; porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un sitio, volveré y los tomaré conmigo, para que donde esté yo estén también ustedes” (Jn. 14,2-3). Esto quiere decir que la libertad es un don y una tarea; es decir, es un don que se cultiva o cultivamos en la medida que la hacemos nuestra y con ella construimos el bien común de la sociedad, nuestra morada en la tierra, y nos encaminamos hacia nuestra morada en el cielo.

 

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